Los ciudadanos constituyen, al menos en teoría, el grupo de usuarios finales de los datos abiertos. Los ciudadanos acceden a los datos abiertos gubernamentales de manera directa o indirecta. En el primer caso, existen quienes acceden al portal de datos para revisar temas de transparencia, como por ejemplo, los salarios de sus representantes. Quizás el canal más común, sin embargo, es el indirecto: es decir, los ciudadanos utilizan o bien consumen datos abiertos gubernamentales mediante el uso de productos o servicios desarrollados por otros actores de la comunidad. Por ejemplo, ciudadanos o ciudadanas interesados en conocer a sus representantes gubernamentales para tomar decisiones en jornadas electorales, podrían consultar el portal Cargografias para entender el pasado político de los funcionarios en su país. Esta iniciativa utiliza datos abiertos y pone en un solo lugar información electoral que de otra manera estaría dispersa en varios sitios e incluso muy difícil de hallar.
Quizá el ejemplo más paradigmático en Uruguay es el de Atuservicio. El Ministerio de Salud Pública (MSP) pone a disposición de los usuarios un conjunto de datos sobre las Instituciones que integran el Seguro Nacional de Salud. Se entiende que dicha información es de interés para los usuarios en general y por eso cada año, la misma ha sido publicada a través de la página web institucional. Sin embargo, esta información no era usada satisfactoriamente por los ciudadanos, por lo que en conjunto con la ONG DATA el MSP genera una plataforma donde pueden visualizarse los datos necesarios para que los ciudadanos tomen una decisión informada acerca de a qué prestador de salud afiliarse.
No resulta extraño que los usuarios de las apps o servicios construidos con base en datos abiertos no sepan qué son, o de qué se tratan los datos abiertos; para los usuarios, lo importante radica en la funcionalidad y utilidad de estos productos o servicios.