Hola, elegí el mismo artículo que Mariela: “Flipped learning in higher education chemistry: emerging trends and potential directions”, de Michael K. Seery. Debo admitir que aún no terminé de leer el artículo, voy por la mitad más o menos, pero voy escribiendo por acá alguna de las reflexiones que me surge a partir de lo que leí hasta el momento y los intercambios de las compañeras.
Al comienzo una de las cuestiones que resalta el artículo, de acuerdo a una revisión de varios artículos de cursos de diversas disciplinas que aplicaron clase invertida, fue una limitante en cuanto a la capacidad del personal para diseñar, implementar y evaluar sus propuestas, dentro de su propia práctica. Se menciona el beneficio potencial del aprendizaje invertido, no apareciendo solamente como una intervención, puntual, sino que lo toman como un “andamio pedagógico” sobre el cual construir una estrategia. Pero para ello se requiere ese “determinado tiempo de adaptación al modelo”, señalado anteriormente por Mariela.
A partir de esto que se presenta en el artículo, y los comentarios ya presentados en el Foro me surge la reflexión de que el diseño e implementación del aula invertida podría tomarse como un proceso, una transición entre un modelo y otro de enseñanza, donde se requiere tiempo para poder llevarlo a cabo. Se me ocurre que la re-planificación de los cursos en esta modalidad invertida se podría ver en un horizonte a mediano plazo, y a corto plazo ir generando acciones que nos lleven hacia ello. Agregando además, algo que ya mencionó Mariela muy importante del artículo, la relación de 10 en 1, entre el tiempo que nos lleva como docentes la preparación del material, respecto al material producido, y la exigencia docente que esto conlleva. Además, en el artículo menciona un caso particular en que la conversión fue parcial, debido a otro aspecto que me resulta relevante y fue: no abrumar a les estudiantes con tantos materiales.
El artículo menciona que en varios casos se incentivó el trabajo pre-conferencia con cuestionarios que correspondían a una proporción de la calificación final del curso (entre 5 y 10%). Esto me resulta una vuelta un poco hacia el modelo pedagógico y didáctico de corte enseñanza tradicional, con pruebas múltiple opción, que ya tienen respuestas estructuradas. Sin embargo, en las actividades mencionadas en el artículo que realizan durante el tiempo de la conferencia para mantener un aprendizaje activo, se encuentra la resolución de problemas en grupo, con una presentación previa de ejemplos por parte del docente, idear preguntas de unión entre los temas que habían quedado flojos de la clase anterior para reforzar en esa clase. Estas actividades de tipo “puente”, de vincular y relacionar lo que se trabaja nuevo con lo ya trabajado considero que tiene gran potencialidad. Permiten conectar los temas, y poder trabajar desde una mirada más integral, contraria a lo que mencionaba el artículo que ocurre actualmente con la enseñanza tradicional, donde los objetivos son cubrir mucho, de manera abstracta y fragmentada, generando avances de forma desconectada y que carecen de impacto. También, destaco entre las actividades de después de clase poco comunes, un ejemplo donde se aplicó una tarea a realizar entre 1 a 1 semana y media después de la conferencia donde debían leer del libro, material complementario al contenido más relevante que había sido trabajado en clase. Creo que puede ser interesante, trabajar con lo prioritario en clase pero que luego entreguen una tarea respecto al material complementario a la clase, en un tiempo razonable y que es autorregulado por les estudiantes.
Dejo por acá mis reflexiones, y continúo leyendo la parte de evaluación, que aún no llegué...
La seguimos