El artículo que leí aborda los desafíos particulares de una clase invertida en un contexto de numerosidad a partir de las siguientes interrogantes:
¿Cómo se implementa el aula invertida en cursos de educación superior de gran matriculación?
¿Cuáles son las perspectivas del instructor sobre los roles de instructor y estudiante en los cursos invertidos?
¿Cuáles son las perspectivas del instructor sobre los beneficios y desafíos del aprendizaje invertido en el contexto de la educación superior?
A través de un estudio cualitativo del que participaron 5 docentes en distintas disciplinas que dictan sus cursos en contexto de numerosidad, se arriba a las siguientes reflexiones:
Un tema que surgió temprano en el análisis de datos es que se identifica a la clase invertida como una responsabilidad mutua, un contrato entre los docentes y los estudiantes. En cierto sentido, se percibió que el cambio de sentido de la clase estaba cambiando la dinámica de los cursos de gran matriculación, en los que los estudiantes tienden a ser vistos como estudiantes anónimos, sin voz y sin preparación (Waite, Jackson y Diwan, 2003) cuya única obligación es venir a clase en tiempo y absorber el conocimiento impartido por el instructor. De hecho, los participantes citaron este comportamiento estudiantil muy pasivo como uno de los principales motivadores para cambiar el formato de las clases.
Se plantean cuestiones como “Ahora que tenemos todo en línea [para que los estudiantes participen antes de la clase], dedico más tiempo a que los estudiantes comprendan sus proyectos y traten de ayudarlos con mi propia experiencia en diseño. (Karen, transcripción, p. 7). (...) al presentar el contenido a través de videos en línea, el rol del docente se transfirió de un simple experto en la materia a un facilitador durante la clase, quien hizo preguntas a los estudiantes, los alentó a preguntar, hizo aclaraciones, manejó el flujo de actividades en equipo (…).”
El aula invertida agregó flexibilidad a la estructura del curso y permitió a los instructores reducir las horas de contacto sin obstaculizar el aprendizaje. Otro valor del aprendizaje invertido identificado por los instructores fue conocer mejor a sus estudiantes. “Tenemos todos estos datos que nunca antes habíamos tenido sobre estos estudiantes y lo que están pensando” También los instructores percibieron que el aula invertida brinda flexibilidad y accesibilidad a los estudiantes porque les permite acceder al contenido del curso en su propio tiempo y ritmo.
Pero creo que el principal aporte del documento no es este, porque ya hemos leído suficiente sobre las virtudes de la clase invertida, y si no creyéramos que es potencialmente útil para algo no estaríamos acá. Me gustó sobre todo que destacaron algunas de las resistencias de los estudiantes, del tipo:
“Otro desafío que enfrentó uno de los instructores fue la resistencia de los estudiantes. Las aulas invertidas requieren que los estudiantes asuman la responsabilidad de su aprendizaje y participen activamente en el proceso de aprendizaje en lugar de tener un papel pasivo en un entorno de enseñanza tradicional en grandes salas de conferencias (Amresh et al., 2013; Bland, 2006; Gannod, Burge Y Helmick, 2008).”
Cómo responsabilizar a los estudiantes por completar las tareas en línea fue otro desafío al que se enfrentaron los instructores. Esperar que los estudiantes vengan a clase preparados no es algo nuevo; sin embargo, no siempre sucede. La falta de preparación puede no ser necesariamente motivo de gran preocupación en un salón de clases tradicional porque el instructor discutiría y entregaría la misma información. En un entorno invertido, por otro lado, la preparación previa a la clase juega un papel crucial para completar con éxito las asignaciones y tareas de la clase. Por lo tanto, los instructores tienen como objetivo garantizar que los estudiantes lleguen a clase después de haber realizado todas las tareas previas a la clase requeridas. En el curso de Karen esto fue una gran lucha, como ella señaló: “Realmente no tenemos nada en el lugar que nos diga, 'Sí, vieron el material, o pusieron el video e hicieron otra cosa y Ellos vinieron'. Realmente no tenemos forma de saber eso ". (Karen, transcripción, p. 5).
Pero además se plantean algunas potenciales soluciones: El método más común utilizado para responsabilizar a los estudiantes es realizar una evaluación (por ejemplo, un cuestionario) y dar una distribución de puntos para las tareas en línea.
Me quedé con ganas de más desafíos y soluciones, sobre todo el tema de cómo acompañar las tareas que se les piden a los estudiantes con un sistema de evaluación y retroalimentación adecuados teniendo 1000 estudiantes, casi imposible creo yo. Y sin este sistema de incentivos veo difícil que un número razonable de estudiantes se sume a las actividades previas. Es cierto que con que algunos lo hagan el intercambio grupal en la clase presencial funciona, pero no el objetivo de la clase invertida creo yo.