La matricula universitaria ha ido incrementando año tras año, lo que lleva a aumentar significativamente el problema de la numerosidad. Sin embargo, este hecho no es excusa para no diseñar cursos de calidad. Debemos cambiar la forma en la que diseñamos los cursos para garantizar un nivel de excelencia, aún en masividad, y la virtualidad puede resultar una herramienta muy útil. Las estrategias de enseñanza deben pensarse en función del número de estudiantes con el que trabaja cada docente .Resulta fundamental promover mecanismos de evaluación formativa que permitan al estudiante autoevaluar su desempeño, regular su proceso de aprendizaje. Grupos masivos no permiten la individualización. Por eso trabajar en evaluaciones sumativas y formativas.
Por otro lado la capacidad de desarrollar instancias de autoevaluación, permite desarrollar en el estudiante la capacidad de autocrítica y análisis. Habilidad que adquiere y puede aplicar a diversas asignaturas a lo largo de su carrera. Conjuntamente en los casos en que la materia propone trabajo grupales, la coevaluación cobra importancia, desarrollando entre los estudiantes mayor compromiso con el trabajo en equipo y la capacidad de evaluación entre pares.
Este desafío frente a una realidad que nos venía preocupando y ocupando desde hace varios años en el ara de la salud, en relación a la numerosidad, nos tomó por sorpresa en el 2020, pero no hay mal que por bien no venga y nos puso a pensar en alternativas que nos permiten ir cambiando la dinámica por necesidad inmediata debido a la pandemia, pero además nos puso en perspectiva en el camino hacia el ingreso masivo que esperamos en las tecnicaturas y licenciaturas.
Sin dudas la virtualidad ha cambiado la forma de relacionarnos con los estudiantes pero el desafío mayor ha sido llevarlos al laboratorio para que puedan entender la teoría, es allí que las herramientas audiovisuales les permiten ser más que imaginativos, lamentablemente siguen sin sustituir la práctica y el trabajo en equipo que es fundamental que funcione correctamente.
La virtualización que precipitó el contexto de pandemia puso en escena y al mismo tiempo desnaturalizó la fantasía de que los dispositivos tecnológicos resolverían los problemas asociados a la numerosidad. Una vez problematizado ese supuesto se hizo aún más evidente que esa relación no puede ser abordada de manera lineal. En esa dirección, podemos decir que aún considerando que los contextos de numerosidad son posibilitadores de valiosas dinámicas de enseñanza-aprendizaje, se detecta la necesidad de establecer modos de relación, y de enseñanza y aprendizaje que reconozcan la singularidad (Contreras, 2009). Es allí donde las TIC pueden ofrecer espacios que permitan abordar el riesgo de pérdida de la dimensión intersubjetiva del vínculo pedagógico (Carli, 2012) en la experiencia de la masividad. Previamente a la pandemia ya existían estrategias intrínsecas al diseño, con propuestas de dispositivos especialmente diseñados para la situación que contextualiza nuestra práctica de facilitadores del proceso de construcción de aprendizajes significativos y que pueden considerarse la base para desarrollos que se están produciendo actualmente en torno a la numerosidad y que garantizan la accesibilidad no solo física a la universidad pública. Tal vez no tenemos aún la suficiente distancia espacio-temporal para modelizarlas y poder replicarlas.
Sumando II
Ha aumentado la matrícula pero no ha habido una estrategia institucional en muchos casos para adecuar las horas y número de docentes asignados y apoyar rediseños ajustados a este fenómeno cada vez más frecuente. Por lo que, como se menciona anteriormente, el esfuerzo ha quedado en manos de los equipos docentes y su capacidad para “estirar” su tiempo y posibilidad de dedicación. La consecuencia es que conviven dentro de la institución propuestas muy diversas para encarar este problema y mucho depende del grado de responsabilidad que siente el equipo docente para con sus estudiantes (además de las posibilidades/capacidades de los equipos para asumir esta tarea).
En términos de estrategias de enseñanza en contexto de numerosidad sin duda las TICs y la posibilidad de ampliar virtualmente el tiempo/espacio de clase es fundamental. Como se ha mencionado, enriquecen la propuesta de enseñanza con nuevos recursos y actividades (por ejemplo en EVA) que pueden facilitar el seguimiento del curso y adquirir/ejercitar competencias digitales y la autoorganización.
Frente a la dificultad de vínculos personalizados por la numerosidad en las propuestas presenciales, la interacción a través de la plataforma facilita la comunicación y el seguimiento más individualizado de los estudiantes.
Como ejemplo menciono uno de los cursos que dicto, que es relativamente numeroso, donde utilizamos EVA como complemento del curso presencial (hace ya unos cuantos años) para pequeñas evaluaciones continuas (múltiple opción), consultas sobre contenidos del curso y una evaluación final con devoluciones y re-entregas (cuestionario con preguntas abiertas). Esta modalidad nos ha permitido tener una comunicación bastante efectiva con muchos estudiantes. En los primeros años en su mayoría estaban acostumbrados a utilizar la plataforma sólo para "bajar" archivos de contenidos y la propuesta nuestra les costaba, pero al pasar de una generación a otra fuimos notando una familiaridad cada vez mayor y, por ejemplo, los foros de consulta empezaron a "funcionar". Esto permitió no sólo hacer un seguimiento de los estudiantes (quiénes hacían las evaluaciones, cómo les iba, etc.) sino identificarlos y "conocerlos" a través de sus consultas y comentarios (mucho más que en la clase presencial).
Sin embargo creo que una de las mayores potencialidades de las TICs y plataformas virtuales está en facilitar el diseño de clase expandida o invertida porque nos da la posibilidad de reorganizar mejor los contenidos y secuencias en el proceso de enseñanza aprendizaje. De esta forma es posible dedicar/privilegiar los espacios/tiempos sincrónicos (o presenciales) a los momentos del proceso en los que la interacción es más necesaria, dejando presentaciones de contenidos e incluso evacuación de dudas básicas (que habitualmente nos insumen una parte importante de las clases) para instancias asincrónicas. Y esto en el caso de grupos numerosos es fundamental, porque nos da más margen para trabajar con grupos más pequeños (dividiendo la clase en subgrupos simultáneos o dividiendo el grupo en distintos horarios, etc.).
¿La numerosidad es una limitante o a veces es una simple excusa?
Generalmente y sobre todo a la hora de pensar en la evaluación se usa como limitante el número de estudiantes . Las herramientas informáticas, la cantidad de docentes y los estudiantes avanzados permitirían gestionar o co-gestionar un curso sin que existieran lo que consideramos limitantes.
Considero de que es probable que se trate más de un tema de planificación, organización y de gestión.
En ese debate de la masividad versus evaluación atendiendo solo a pruebas o cursos estandarizados plagados de pruebas múltiple opción, sin diálogos, reflexión, juegos... en ese estándar se juega el partido incluso de la calidad educativa en educación superior.
La solución está en mayor capacitación para que los docentes se puedan dar cuenta de que se puede co-gestionar diferente ese curso y transformar lo que se ve como una limitante en una oportunidad, en mayor riqueza, poder llegar a más estudiantes, a más personas y producir nuevo y más conocimiento en nuestro caso en educación superior. Es capacitarse para responder de la mejor forma acorde a lo que tengo, a la pregunta ¿como puedo hacerlo? y salirme de la afirmación de "con este número de estudiantes no se puede hacer" lo que llevará consigo la libertad de las estructuras para poder hacer. La ética se juega en los hechos no en el pensar hacer el problema es que quizás tenemos diagramadas estructuras para no dejar hacer.